El acceso al primer empleo es un flagelo. En los avisos de búsquedas, uno de los requisitos más frecuentes es la experiencia previa, lo cual deja afuera automáticamente a todo el abanico de jóvenes que aspiran a conseguir su primer trabajo. 

El acceso al primer empleo es un flagelo. En los avisos de búsquedas, uno de los requisitos más frecuentes es la experiencia previa, lo cual deja afuera automáticamente a todo el abanico de jóvenes que aspiran a conseguir su primer trabajo. ¿Están sentenciados a permanecer desempleados? ¿Cómo pueden suplir esa carencia? La voz de los expertos.

“Somos la generación mejor preparada de la historia y la peor remunerada”. Esta es una frase que, desde hace ya tiempo, resuena entre los millennials y los centennials, y les genera una fuerte impotencia.

Es que entre los currículums de los jóvenes nacidos en las décadas del ‘80 y del ‘90, se destacan títulos universitarios, masters, posgrados, conocimiento de idiomas y manejo de herramientas informáticas, entre otras características. Pero a pesar de todas estas enormes ventajas, hay un requisito que suele surgir en cualquier entrevista laboral y se convierte en un difícil escollo: la experiencia previa.

En este marco, una investigación de la ONG Junior Achievement, titulada “La Escasez de Oportunidades Laborales para los Jóvenes”, concluyó que el 79% de los jóvenes de entre 18 y 29 años en Argentina tiene dificultades para encontrar su primer empleo. Y entre las razones, el 58% de ellos señaló la falta de experiencia como el principal impedimento.

Actualmente, la tasa de desempleo juvenil duplica a la de los adultos. Y esto se traduce en un problema estructural, cuya solución requiere de una coordinación efectiva e integral entre el mercado laboral y el sistema educativo. Así lo indican datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En concordancia, Diego Ortega, vicepresidente de Pullmen, señala que “sería muy importante que los jóvenes que están cursando su último año de secundaria puedan hacer una práctica profesional en una empresa”. Para el directivo, “eso les permitiría adquirir una serie de conocimientos sobre la práctica laboral: seguir órdenes, tener jefes, cumplir horarios, asumir responsabilidades y capacitarse, por ejemplo”.

Por más pequeño que sea, el recorrido previo actúa como una garantía para las empresas, que muchas veces temen por el costo que implica tomar un nuevo empleado. La inversión en tiempo y en dinero que significa preparar a un joven, frente a la duda de si será idóneo para el puesto, genera un desfasaje que pocas empresas se animan a afrontar.

 

Cómo equilibrar la balanza

Si la principal causa del desempleo juvenil es la falta de experiencia y los jóvenes no la tienen, ¿esto significa que están condenados a no encontrar su primer empleo? Frente a este problema, Patricio Navarro Pizzurno, director de Gente & Cultura de iFLOW, precisa que el déficit es de las empresas y no de los jóvenes.“Se trata de una queja histórica de los jóvenes que buscan trabajo, que entran en una paradoja de ‘soy joven y quiero mi primer empleo, pero para lograrlo me piden experiencia previa’. Esta situación es análoga a la de un perro que se muerde la cola”, explica.

A su vez, Navarro Pizzurno cuestiona que, muchas veces, los requisitos de las búsquedas laborales son “absurdos”. “Cuando las empresas tienen una carencia de talento o expertise técnico, vuelcan esas carencias en los mismos jóvenes. Buscan suplir ese talento con una mano de obra barata y maleable. Este es un juego injusto”, cuestiona.

En esta línea, Carlos Contino, director de CONA RH, explica que “ningún profesional de capacitación de talento joven puede esperar experiencia en estos perfiles para una primera oportunidad laboral, porque simplemente no la tienen”. “Esta es la característica central de un postulante a un primer empleo: no tener experiencia”, explica Contino, y remarca que “la ecuación joven-primer empleo-experiencia es inconsistente desde el origen”.

Entonces, ¿qué pueden hacer los jóvenes para aumentar los niveles de empleabilidad y compensar su falta de experiencia?

 

El joven, un recurso distinto

Cada trabajador joven es único y no debería ser comparado con otro. Y esa singularidad debe también verse reflejada en las entrevistas laborales.

“Las entrevistas a jóvenes que buscan su primer empleo deben estar enfocadas en las actividades extracurriculares, y deben hacer un mayor zoom en el componente actitudinal antes que en el aptitudinal”, remarca Navarro Pizzurno. En esos casos en donde, según el ejecutivo de iFLOW se alcanza “una diferencia central, al detenerse en el potencial”.

Precisa que, si se quiere un proceso de desarrollo prolijo, nunca se puede entrevistar a alguien de 20 años y compararlo con alguien de 30. De acuerdo con Navarro Pizzurno, “si se utiliza un modelo único de entrevista, se estaría ‘cortando a todos con la misma tijera’”.

Explica que, en ocasiones, las experiencias extracurriculares de la vida son una herramienta que los jóvenes pueden utilizar para compensar la falta de “tecnicismos”. “Estas experiencias nos hablan de cuán inquieta es la persona, y se puede lograr hacer una traspolación de sus intereses y de cómo reconvertirlos en la posición deseada”. Destaca que es en esa traspolación donde está la “muñeca” de la marca empleadora. “Se trata de una inversión donde se puede perder y el joven podría no adaptarse al puesto”.

Por su parte, Contino destaca que “no es recomendable postularse a cientos de posibles empleos, sino a pocos, los que deben ser atenta y correctamente seleccionados, y para los que la persona sienta que tiene más posibilidades”. Cada perfil de las búsquedas tiene un portfolio de skills requeridas y las mismas se identifican en los postulantes durante las entrevistas. “Todo joven debe creer en lo que sabe hacer o sabría hacer y no en cualquier tarea. Debe focalizarse en algunas en particular y fundamentar esa razón en la postulación. Ese puede ser su diferencial”, destaca.

 

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